De Benegas a Kazán. Guille Barbeito, jugador de hockey de Obras, quería estar en la Copa del Mundo pero no llegaba con el dinero. Un representante le propuso ir a jugar al Dynamo de Kazán y vivirá el certamen desde adentro.
El Mundial de fútbol es la cita deportiva más importante del planeta. No importa el deporte que practique, todos quieren estar en Rusia y participar en cualquier forma. El mejor ejemplo es el de Guillermo Barbeito, jugador de hockey sobre césped de Obras, quien se fue a jugar a Rusia para ver la Copa del Mundo.
–¿Como salió la posibilidad de ir a jugar a Rusia?
–En realidad la busque a través de un contacto que me pasaron, que es como un representante que se dedica a traer jugadores y cobra una comisión por el contrato que firmás. Me puse en contacto y él me consiguió todo.
–¿Pero elegiste Rusia para poder ver el Mundial?
–Es difícil creerlo pero Rusia siempre despertó un interés en mí, sobre todo el tema de qué tanto frío puede hacer. Un día hice un presupuesto para venir al Mundial y no había posibilidades de llegar con el tema del dinero sin que me pagaran el pasaje y la estadía. Así que me contacte con este tipo y me pasaron las fechas del torneo y justo coincide que el torneo de hockey entra en receso para el Mundial. Guille, más conocido como El Niño Terrible, es uno de los mejores delanteros que tiene el hockey de nuestra provincia y además ha jugado durante varios años en los seleccionados mendocinos.»Estoy en Kazán; es una ciudad con más de mil años de historia que está ubicada al este de Moscú, aproximadamente unos 1.300 kilómetros. El equipo en el que juego se llama Dynamo Kazán. Es un conjunto que ha ganado las últimas ligas de este país y viene de perder la final de la Copa Rusa en abril», comentó.
–¿Qué tal es el nivel del hockey en Rusia?
–No es muy distinto al de Mendoza. Creo que donde está la diferencia es en los sistemas de juego, que es de ataque por ataque, o por lo menos nosotros jugamos más al contragolpe y uno contra uno arriba. Pero además acá todos los jugadores nacieron jugando en canchas de agua y eso se nota mucho en los gestos técnicos.
–¿Te quedás hasta que termine el Mundial?
–Es todo un tema porque no sé (risas). En principio estoy a prueba hasta el 15 de junio, que empieza el receso, hasta los primeros días de agosto. Como les pedí pasajes de vuelta después del Mundial, están evaluando. En el caso de quedarme, me volvería en octubre; si no, en agosto estaría jugando nuevamente en Mendoza.
–¿Cómo viven los rusos la previa de la Copa del Mundo?
–En Moscú hay olor a Mundial, por donde vas tenés todo el merchandising de Rusia 2018, inclusive al doble de costo que en el propio Kazán, que es una de las sedes donde se van a disputar seis encuentros de la Copa del Mundo. Todavía no terminan muchas obras, es muy impactante la velocidad con lo que se hacen las cosas. La gente dice que es todo por la copa y que cuando hay plata se hace todo rápido. En Kazán no hay tanta expectativa, me ha costado percibir ese contagio o pasión por la copa. Los rusos se caracterizan mucho por seguir a su selección pero hasta hace poco se estaba jugando el Mundial de hockey sobre hielo y es un equipo que siguen mucho, pero hay una gran diferencia con nosotros, que estamos con la piel de gallina cada vez que vemos un partido de fútbol.
–¿Tuviste la posibilidad de conocer algún estadio?
–Todavía no he podido ir a ninguno. Mi idea es conocer el de Kazán, pero como queda muy alejado de la ciudad no he ido. Apenas tenga un día libre seguro voy a visitarlo, porque es el estadio más grande en capacidad de todos los que hay en Rusia, así que hay que conocerlo.
–¿Qué tal es la gente de Kazán?
–Como en todos lados, son un poco más cerrados y fríos; pero a mí me han hecho sentir uno más del equipo, a pesar del idioma que es bastante complejo. Manejan como locos y son muy calentones (risas), muchas veces no sabés si están enojados o te hablan en serio, pero creo que es un rasgo característicos de ellos.
–¿Cómo te comunicás con ellos, en inglés o en ruso?
–Con los que puedo me comunico en inglés, pero son pocos los que saben hablar bien. En los ejercicios es una cuestión de hacer el monito y copiar al de adelante. En las charlas, con una pizarra, entiendo más lo que me dicen así es que no tengo tanto problema. Algunas indicaciones las entiendo porque ya son palabras que aprendés en las explicaciones o en las charlas.