La veo bailando con los hombros, la veo feliz…” La frase, pronunciada la semana pasada aquí, en Rosario, es de Sergio Vigil, el entrenador que más y mejor conoce a Agustina Soledad García, la Sole, la cordobesa, la compinche de Aymar, la goleadora argentina en el Mundial histórico de Perth, la que lleva el 10 en la espalda grabado a fuego sobre el celeste y el blanco que lleva además en su corazón.
Ella, de cara al Paraná, responde. Y dice: “Estoy viviendo un buen Mundial porque hacía mucho tiempo que no estaba tan bien como hoy, física y anímicamente”.
¿Por qué llegaste a este estado?
Me lo propuse porque en el anterior no estuve bien y porque hacía muchos torneos que no jugaba en un buen nivel. Desde el 25 de enero, cuando empezamos a entrenarnos, me juré que nada ni nadie me iba a hacer estar mal acá. Yo soy muy emocional y siempre que estuve bien anímicamente jugué mejor. Yo creo que desde los Juegos Olímpicos de 2004, donde hice muchos goles, no me sentía así.
Estás jugando en un gran nivel, pero todavía no convertiste. ¿Te preocupa la falta de gol?
Lo busco y no voy a dejar de buscarlo porque juego adelante, pero también me siento bien cuando asisto o cuando provoco un corner corto. Hoy el hockey es distinto y juego de otro modo. Tengo libertad de moverme por todo el campo y estar cerca de Lu (Aymar).
Pero en el arranque de Carlos Retegui como entrenador no estabas tan cómoda.
Sí, me costó adaptarme porque él es completamente distinto a Gaby (Minadeo) y a Cacho (Vigil). Aunque hoy sé lo que el quiere y para eso yo me tuve que ir amoldando a su gusto. Yo estuve a punto de no estar en el Mundial porque había cosas que no me gustaban pero después me di cuenta que no quería perdérmelo porque era en casa y un poco cambié. No dudo que él también se replanteó cosas para encontrar el mejor equipo. El no es tonto y supo elegir a sus mejores jugadoras. Y eligió a las mejores 18 para este torneo; a la que le guste bien y a la que no…
¿Cómo manejan el tema de la excitación de la gente, que ya las ve campeonas del mundo?
Lo estamos manejando pero hay que entender que nunca vivimos ésto. A los 20 minutos del debut estábamos pasadas de vuelta, agitadas, agotadas, no podíamos respirar en el banco. Sabemos que la exigencia de la gente cambió mucho. Hoy si no le firmás un autógrafo a alguien, la gente se enoja y tenés padres que te insultan o te gritan. Y si hay 200 nenas no puedo firmarles a todas.
¿Qué le transmiten a esa gente?
No lo sé. La esencia, los valores, la mística. La gente se pone de una forma que no llegamos a entender.
¿Podrán ganar el título?
Nos quedan dos partidos difíciles, de esos que hay que ganar no importa cómo. Yo tengo una cuota de fe muy grande en el equipo y creo que sí, que podemos ser campeonas del mundo.
¿En qué te basas para afirmarlo?
Sé cómo estoy y sé cómo estamos todas: a más del 100 por ciento. Hay una comunión en el grupo distinta a la que había antes y esa seguridad se transmite. No importa quién juega. Somos una muralla en todo. Hay un grado de responsabilidad muy alto incluso en las más chicas.
¿Cuánto más Sole García habrá en Las Leonas?
Hasta Londres, seguro. El próximo Mundial lo veo muy lejano.
¿Quién te falta en Rosario para tenerlo todo?
Mi papá… Desde el cielo, y a pura emoción de su hija, él también está haciendo fuerza por Las Leonas. Seguro que sí.
Fuente: Clarin.com