Por peso específico y por decisión propia, Luciana Aymar supo siempre, a lo largo de sus más de 15 años de carrera en la selección argentina, lo que era ponerse la responsabilidad sobre las espaldas y absorber la presión para liberar a sus compañeras. Lo hizo siendo una de las juveniles de un plantel, teniendo una edad media y ni hablar sobre el final de su recorrido, con un liderazgo único en el juego. Cuando empezó el Mundial de Londres, en el que Holanda se consagró ayer, fue la primera vez tras cinco copas en la que la rosarina miró de afuera. Se retiró en 2014 y fue justamente en Holanda donde jugó su último Mundial, del que se llevó la medalla de bronce. Lucha vivió todo lo posible en Las Leonas. Fue parte de la camada fundacional y la última de ella en decir adiós, por lo tanto convivió con muy distintas generaciones de jugadoras, entrenadores y hasta dirigentes. A sabiendas de que pese a que colgó los botines y el stick ella sigue ahí, mirando todo bien de cerca, Ovación la buscó para saber cómo vio (y vivió) esta cita de Las Leonas, eliminadas en cuartos de final, lejos del sueño del título.
Desde Chile, donde reside, y mano a mano con este diario, Lucha dejó conceptos jugosos que no sólo tienen que ver con el aquí y el ahora. También brindó mensajes con críticas propias de quien, entre otras cosas, se distinguió por ver el hockey de manera distinta al común denominador y que va en busca de una construcción aún mayor de eso que siempre será su gran pasión. Cuando habla de Las Leonas, la Maga, sin darse cuenta, relata en primera persona. Aunque le cueste separarse, se sigue sintiendo parte y qué mejor para el hockey que quien mejor lo interpretó, siga ahí. En este sentido, Lucha dijo del equipo argentino: «Me parece que hay mucho por mejorar (…) jugadoras talentosas tenemos, son jóvenes y tienen mucho por recorrer». Pero también relató el pesar que le causó verlas intentar tanto, en la última presentación, sin conseguir el objetivo. No excusó el resultado en la juventud del equipo (10 debutantes), sino que miró más allá: «Me parece que lo que hay que replantearse es por qué Argentina siendo el país con mayor cantidad de jugadoras no tiene el nivel que debería tener (…) Hoy hasta la más joven tiene que jugar de igual a igual». Sin embargo, reparó en que la presión debe recaer en las experimentadas, que hay que tener «paciencia» y que «no se puede pretender que Las Leonas ganen siempre». Luciana, que las vivió todas, fue contundente en esto: Argentina debe «bancar» los proyectos de trabajo y tener una idea madre de juego que recorra todos los niveles, bajando desde la Confederación Argentina hasta los clubes.
¿Cómo viste a Las Leonas y cómo analizás lo que fue el desarrollo del torneo?
En el juego en general las noté un poco tímidas, quizás nunca llegaron a demostrar el juego que pueden dar. Igualmente considero que hubo muchas inseguridades, más que nada a la hora de defender, y tampoco tuvimos mucha picardía a la hora de definir. Suerte o efectividad tanto en jugadas como en córners cortos, la verdad es que cada vez que llegaban a nuestra área los rivales siempre provocaban algo, ¿no? Por fortuna tuvimos a una Goofy (Belén Succi, la arquera) que sigue inspirada. Me parece que hay mucho por mejorar, en el ritmo de juego nos falta un poquito, en el ritmo de juego con pelota. Eso no significa que no se pueda lograr porque jugadoras talentosas tenemos, son jóvenes y tienen mucho por recorrer y aprender. Pero me pareció un juego medio lento y hoy todos los equipos son muy físicos con pelota. Y cuando hablo de físico no significa que no se corra, porque todos los equipos necesitan hoy estar bien preparados físicamente para jugar un Mundial. Aunque una cosa es correr sin pelota y otra con pelota y hacer jugadas dinámicas, nos faltó un poco en el dinamismo con pelota.
¿Qué virtud notaste, si es que la hubo, y en qué fallaron las chicas para una salida en cuartos de final?
Como virtud me parece el hecho de que supieron sobreponerse a todo esto y en cuanto a lo anímico. Levantaron un poco el ritmo de juego, porque en los dos últimos partidos se vio un equipo distinto (ante Nueva Zelanda y Australia), que iba para adelante, que buscaba mover la pelota más rápido. También se vio que las jugadoras más experimentadas levantaron un poquito el nivel, que eso era fundamental porque quizás sino nos quedábamos esperando que las jugadoras más jóvenes se pongan el equipo al hombro. Es muy difícil eso porque la jugadora más joven tiene que jugar sin tantas presiones y por lo menos en los dos últimos partidos, aunque no alcanzó, vi a las más grandes imponer algo más su cantidad de partidos internacionales.
¿En cuánto creés que impactó que el equipo haya tenido 10 debutantes? ¿Cómo viste asumir el rol a las más chicas y a las más grandes?
El tema de las jugadoras jóvenes no tiene que ser un justificativo, habría que ir sacándolo ya, todo va evolucionando, cambiando. Antes sí era difícil jugar con las jugadoras jóvenes por la falta de experiencia pero hoy las jugadoras jóvenes tienen mucho roce internacional, es diferente. Hoy la jugadora joven llega muy bien preparada a jugar todos los torneos, no como antes que quizás llegábamos a un Mundial con dos partidos internacionales, un cuadrangular, dos cuadrangulares. Hoy además todos los equipos tienen jugadoras jóvenes y esas jugadoras jóvenes responden. Bah, no en todos, pero por ejemplo Holanda tiene recambio de jugadoras jóvenes permanentemente y responden a la hora de jugar torneos internacionales. Me parece que a este aspecto no hay que ponerlo más como justificativo, pero sí hay que replantearse por qué Argentina siendo el país con más cantidad de jugadoras en el mundo, creo yo, no tiene el nivel que debería tener.
¿Qué conclusión sacás?
Ahí, cuando te lo replanteás un poco, viene esto de no dejar trabajar con tiempo a los entrenadores (muchos cambios en los últimos años), los procesos que necesitamos trabajar. Hay que dejar a un entrenador por lo menos cuatro años, para que tenga un proceso, para que pueda buscar su sistema de juego y trabajar tranquilo. Obviamente nosotros no lo tuvimos, recién hace dos años que se puede trabajar mejor. Pero tampoco pretendamos que agarre un entrenador y las saque ya campeonas mundiales u olímpicas.
¿Qué tan influyente es lo emocional dentro de un Mundial? ¿Hay algún nombre propio que quieras resaltar? Por momentos dio la sensación de que el liderazgo lo asumían jugadoras como Lucina von der Heyde (21 años) y Florencia Habif (24).
Me parece que hay que cambiar un poco la mentalidad de la jugadora argentina, está bueno que seamos muy pasionales y juguemos con el corazón y las emociones, pero también eso nos tira un poquito en contra. Tanto en Holanda, como Alemania o Australia, son más frías, las jugadoras más jóvenes juegan. Nosotras es como que necesitamos siempre del apañamiento, de la contención y ya me parece que eso va cambiando. Hoy hasta la más joven debe jugar de igual a igual. Obviamente que el rol y el protagonismo lo deberían agarrar las más grandes, pero siempre van a existir algunas de las más chicas que tengan liderazgo como una grande. Como una Florencia Habif, que me parece que más allá de la edad siempre se mostró con ese rol de liderazgo. Ahora en Londres y cuando jugó su primer torneo (debutó en el seleccionado mayor con 17 años). Es una jugadora que supo sostener su personalidad en el juego.
¿En cuánto puede impactar este golpe anímico de una eliminación relativamente temprana?
Creo que las chicas, más allá de la tristeza que obviamente deben tener y que van a seguir teniendo por haber quedado afuera y con el sabor amargo de no haber podido desplegar su máximo juego, se van a recuperar. Tampoco se puede pretender que Las Leonas ganen siempre. Hubo un recambio importante, hay que tener paciencia y dejar que la gente trabaje. Y si la gente trabaja y pasan los años y ahí sí no se encuentran resultados, entonces hay que ver qué se hace. Pienso que también hay que ser claro en la bajada de línea de juego, como tiene Holanda: todas las jugadoras saben a lo que están jugando, se juega igual en el seleccionado como en los clubes y nosotros me parece que eso en Argentina no lo tenemos. Tenemos la mayor cantidad de jugadoras y cada uno entrena y hace lo que quiere. Me parece que tiene que haber una bajada de línea desde la Confederación Argentina hacia las asociaciones y hacia los clubes, hay que guiar a las jugadoras a mejorar determinadas cosas, lo que se va viendo a nivel internacional.
¿Cómo lo viviste vos siendo este el primer Mundial que te toca ver desde afuera?
Y… La verdad es que lo sufrí muchísimo, lo sufrí porque vi que intentaron en todo momento contra Australia, que tuvieron oportunidades y, como te dije, no pudieron ser efectivas, quizás hasta tuvieron una cuota de mala suerte. Llegar a los penales australianos es un momento difícil (cayeron 4 a 3 tras 1 a 1), porque por más que uno los entrena es durísimo, decís «ahora se juega a todo o nada» cuando no pudimos hacerlo durante el partido. Y obviamente en esa situación Australia se habrá agrandado, porque fue el que menos oportunidades tuvo. La verdad es que no se tiraron muy bien los penales, pero supongo que habrá habido una cuota de mucha tensión, nerviosismo. Goofy (Succi) como siempre estuvo iluminadísima (atajó 3) pero bueno, qué va a ser. Me ponía en ese lugar y, ¡qué nervios, qué duro! Son momentos en los que tenés que trabajar mucho la frialdad, pensar que estás vos, la bocha, la arquera y el arco, porque si te ponés a ver el estadio, la gente, si pensás que con ese gol pasás o no pasás es muy fuerte. Cuando le tocó a Delfi (Merino, tiró 3 y los falló), casi me desmayo. «¡Por favor, amiga!», le decía, me sentía en su mente, en su corazón y lo sufrí mucho, con ella y con las otras chicas. ¿Cómo querés que me ponga yo? Estaba para ponerme los botines y entrar a la cancha, pero no en los penales (risas), sí en el partido.
¿Con qué sensaciones te quedás?
Disfruté mucho de verlas jugar, desde otro lugar. Me sentaba y disfrutaba de ver a Las Leonas y cómo están, porque más allá del juego en sí vi un grupo muy bueno, siempre positivas. Hay un lindo grupo humano y eso es importantísimo. Más allá de este resultado, que no estuvo bueno, no creo que haya problemas de grupo y por eso disfruté mucho al verlas. Bueno, salvo el último partido que, como decía, lo sufrí bastante (risas).
Fuente: Por Vanesa Valenti para La Capital