La política se entreveró en el palo y la bocha

La política se entreveró en el palo y la bocha

En un mundo tan pequeño como el del hockey sobre césped nacional, a nadie le pasó inadvertida la postulación de Aníbal Fernández a la presidencia de la Confederación Argentina de Hockey (CAH), con miras a las elecciones que se realizarán el 27 de abril de 2013. Es más, cayó como una bomba.

No hay grises: es admiración o rechazo, tratándose de una persona pública que se mueve cómoda en la polémica. El domingo pasado, el senador asistió a la final del Champions Challenge de varones y se sentó en una de las plateas del Estadio Nacional de Quilmes al lado del presidente de la CAH, el mendocino Daniel Marcellini, que buscará la reelección. Más allá de que mantienen una relación cordial, los separa la orientación política, ya que Marcellini es un justicialista sin simpatías por el kirchnerismo. Es más: tiene un vínculo estrecho con Alfredo Cornejo, intendente de Godoy Cruz y principal referente del radicalismo en Mendoza. Allí, en ese municipio, se construyó el estadio de hockey más importante de la provincia cuyana.

El aterrizaje en el hockey del ex jefe de Gabinete kirchnerista podría entenderse como otro avance del Gobierno en las políticas deportivas, pero Aníbal Fernández justifica su llegada con el principio básico del federalismo. De hecho, encabeza la lista denominada Unión Federal del Hockey, una idea del titular de la Asociación de Hockey de Buenos Aires, Mario Galliano. «Conozco a la Argentina y a este deporte, que requiere que sea cada vez más federal. Tiene que haber centros de alto rendimiento en todo el país para generar una masa crítica que aporte jugadores de elite», señalaba Fernández el domingo, vestido con ropa informal.

La relación de Aníbal con el hockey se entabla principalmente a través de Facundo, su hijo, de 28 años, de extenso recorrido como arquero de Quilmes High School desde la novena hasta el banco de suplentes de la primera. Además, el funcionario ocupó un cargo en la Comisión de Fiscalización de la Asociación de Buenos Aires entre 1996 y 2011. Pero no se reconoce como hombre del hockey en sus orígenes, sino del voleibol, deporte que practicó.

Aníbal tiene en Carlos Retegui a uno de sus principales delfines. Son amigos personales desde hace muchos años. El Chapa, que dejó de ser entrenador de las Leonas por decisión del consejo directivo de la CAH (ver aparte), tendrá un lugar asegurado en algún puesto si el senador se impone en las elecciones, eso está claro. Y muy probablemente sea Emanuel Roggero el responsable del seleccionado femenino. «Retegui va a estar porque es un hombre de mi confianza y de mis afectos», señala el senador.

Las opiniones se dividen fuertemente acerca de su figura. Tanto por su poder político como por un eventual atropello de gestión. Pedro Ibarra, volante del seleccionado, comentó: «Veo su postulación como algo positivo, porque si alguien tan importante como él se quiere meter en el hockey, el beneficiado será nuestro deporte. Habría que crear un predio en la Capital Federal o alrededores en donde se puedan organizar torneos internacionales y se entrene en canchas de primer nivel». Las miradas disconformes son categóricas, aunque prefieren no alzar la voz por temor a alguna represalia. Por lo bajo, una ex Leona mencionó: «¡Qué macana, va a destrozar el hockey!».

Respecto de esa imagen negativa, Fernández asegura: «Yo soy quien soy, no voy a cambiar nada. Hay mucha gente que me quiere y mucha gente que no me quiere. Y son las reglas de juego. Lo que está claro es que no soy un tipo anodino, alguien que pase por la vida con grises».

Uno de los principales cuestionamientos es el tiempo que podría dedicarle a la presidencia de la CAH, en simultáneo con la función pública. «Cuando era jefe de Gabinete resultaba imposible recorrer el interior. Pero ahora sí lo podré hacer, de hecho lo hago con la presentación de mi libro por las provincias».

En el grupo de trabajo de Aníbal confían en una estructura piramidal, de manera que el senador sea la cabeza y unos quince colaboradores sepan responder, entre el personal de gerencia de administración y deportiva, entrenadores y asistentes. «Con que pase media hora por la Confederación por día estará bien», dice Galliano, que agrega: «Cuando armás un equipo en el que todos trabajan, no necesitás estar físicamente en el lugar. Además, con los sistemas de comunicación que hay hoy, todo se facilita. No habrá ningún problema». De todas formas, es difícil imaginar que Fernández pueda compatibilizar la función pública con su presencia a lo largo de todo el Mundial de La Haya 2014 (masculino y femenino), por citar el torneo de peso más cercano.

Lo que está claro es que el hockey quedó cruzado por la política nacional como nunca antes en su historia. Y dos visiones de este deporte pugnarán por imponerse en las próximas elecciones.

Fuente: www.lanacion.com.ar

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