Holanda mostró su poderío y se quedó con el primer lugar del Mundial de hockey con una goleada. Venció a Irlanda por 6 a 0. En el tercer lugar quedó España, que superó a Australia por 3 a 1, e hizo historia al llegar a su mejor actuación desde el cuarto puesto alcanzado en Madrid 2006, en otra de las sorpresas que se vieron en Londres.
El deporte no se trata de merecimientos y muchas veces el resultado termina siendo «injusto» para los protagonistas. No siempre gana el que despliega un juego superior, gana el que mete más goles. Por suerte para el espectador, que pudo verlo más veces, en la final del Mundial de hockey prevaleció el mejor. Holanda debía ser el campeón, más allá de las sorpresas que tuvo el certamen. Por juego, agresividad, capacidad de triangular en cualquier sitio de la cancha, desde el fondo hasta en el área de ataque. Fue el equipo más vistoso y dinámico, y el único con cierta regularidad a lo largo de la competencia. En el último partido no defraudó, aunque el rival no era un gran oponente. Las de naranja vencieron a Irlanda, que estaba en esta instancia por primera vez en la historia, y se coronaron con la medalla de oro, igual que en La Haya 2014.
La manera de jugar de Holanda es la forma más descriptiva de cómo debe jugarse el hockey moderno. Las rotaciones del mediocampo hacia arriba son constantes, lo que les permite avanzar metros conformando siempre triángulos entre las jugadoras, teniendo dos opciones como mínimo, una lateral y otra en profundidad. La agilidad es individual, pero se traspasa y contagia a lo colectivo, así es como le resulta más fácil contar con superioridad numérica en los ataques. Además tienen un gran manejo y acierto en los pases, y defienden en bloque, una cuestión clave y fundamental.
En la semifinal ante Australia, uno de los que podía hacerle un poco más de oposición, le costó definir el partido. Estuvo imprecisa en los tiros al arco y consiguió que Lynch, la arquera oceánica, sea la figura. Sin embargo, salió a defender su desempeño en los shoot-outs y se clasificó así a la final. Antes superó en el Grupo A a Corea por 7 a 0, a China por 7 a 1, y a Italia por 12 a 1 (la mayor goleada de la historia de los Mundiales), y 2 a 0 a Inglaterra, el local, en cuartos.
Con el camino invicto, las chicas de los Países Bajos sumaron un trofeo más en su vitrina. Y se espera que sigan cosechando triunfo con el buen juego como medio.
Dos realidades opuestas
A Alyson Annan, entrenadora desde fines de 2014 de Holanda, le preguntaron antes del comienzo de la competencia, si su equipo estaba para defender el título obtenido en La Haya, ella respondió que no se trataba de defenderlo, porque cuenta con otras jugadoras, otro cuerpo técnico y el juego también cambió, pero que sí estaban en Londres para ganar. Del otro lado, el director técnico de Irlanda, Graham Shaw, declaró que ha estado intentando jugar con Holanda durante los últimos tres años y que nunca habían aceptado el desafío.
Las dos caras de la moneda de la final: quien ganó más de una vez cada uno de los torneos internacionales, y quien esperaba simplemente estar a la altura de la circunstancia.