La exclusiva lista de deportistas mendocinos que ganaron medallas olímpicas está integrada por Pascual Pérez, Pablo Chacón y Las Leonas Silvina D’Elía, Macarena Rodríguez y Marina Di Giácomo. Desde Estados Unidos, donde volvió a radicarse hace algunos años, esta última dialogó con Diario UNO sobre una nueva etapa en su vida deportiva alejada del hockey sobre césped y dedicada al golf.
-¿Extrañás algo del hockey?
-Al hockey siempre lo voy a extrañar. Extraño más a las personas y el ambiente, pero sobre todo el ambiente que encontré en la Liga 8. Porque me reencontré con las amigas de la infancia y la madurez de las jugadoras mayores de 30 años es una etapa especial y única.
Después de los 30 existen otras prioridades y el hockey queda en un segundo plano. Son mujeres con responsabilidades que buscan reírse, descargarse, apoyarse y disfrutar del hockey como una distracción, terapia y descarga pero con el fin de volver a su casa con una sonrisa.
Disfrutás de un buen pase o de un quite bien hecho pero de otra manera. Es la sensación de compartir una jugada de gol con una amiga que sabés que es una Leona pero de la vida. Ese es un sentimiento único y que extraño, por supuesto.
-¿Que te dejó el hockey?
-Ufff el hockey me dejó tanto que sería casi imposible de responder en una nota pero ante todo fue un vehículo para hacer amigas, de integración, de mis estudios y para viajar y conocer otras culturas. El hockey me abrió y me sigue abriendo caminos.
Me dejó también apreciación por los procesos, me dejó el mejor ejemplo que tengo de liderazgo, roles y funciones, ver como cada equipo me demandó un rol distinto. Y me enseñó a que todos tenemos talentos y todos aportamos algo en un equipo, sin excepción.
El hockey me enseñó que el respeto empieza y sigue con tu entrega en los entrenamientos y en los partidos. Mientras más entregás, más respeto recibís. En cambio el talento sin entrega no se respeta. Así mismo el respeto lo terminás de ganar con tus valores. Entrega más valores, es igual a respeto.
– ¿Por qué pensás que nunca pudiste trabajar en Mendoza?
-En realidad pude trabajar, simplemente duré poco. Donde no duré y donde no llegué a trabajar fue simplemente porque mi cabeza cambió mucho estando afuera y no estaba dispuesta a bajar mis estándares en la forma de trabajar o en la parte económica. Siempre tuve la ventaja (o el colchón) de saber que tenía las puertas abiertas para trabajar fuera de Argentina.
Mi elección siempre fue Estados Unidos principalmente por la ética de trabajo, el nivel de respeto que existe, el nivel de profesionalismo en las formas de trabajar, por la mentalidad que existe que «donde crece uno crecemos todos», y también como mujer porque la mujer aquí es vista de otra manera.
-¿Ahora jugás al golf?
-Si, una vez, estando en las Leonas, soñé con retirarme del hockey para dedicarme a jugar al golf. Hasta soñé con aprender y jugar como profesional. Evidentemente me tenía mucha confianza y ahora comencé a jugar por mi trabajo. Estoy en la parte de e-commerce de una compañía de golf (Taylor Made) y estamos altamente motivados para jugar este hermoso deporte.
Como empleada tengo acceso a las canchas y a los mejores materiales prácticamente gratis. Jugamos una vez por mes un torneo que organiza la compañía en canchas donde se juega el tour de la PGA o de la LPGA y tenemos el privilegio de tener un clima único donde podemos jugar todo el año.
Hace poco tuve el agrado de estar con Pedro Benenati, el golfista profesional mendocino, que estuvo de visita en la empresa actualizando sus palos y comprando materiales.
-¿Te gustaría volver a vivir a Mendoza?
-Por la parte social, las tradiciones y el hockey, volvería toda la vida. Por la parte laboral, ética, respeto, honestidad, religión, clima y actividades al aire libre, por ahora estoy mejor acá.