Las Leonas están defendiendo en Sydney el título ganado el año pasado en el Champions Trophy en Alemania, acaban de vencer a Inglaterra por 3 a 1 y mañana jugarán ante su clásico rival, Holanda. En la tribuna observando se encuentra el técnico más ganador del conjunto naranja, Marc Lammers.
Con Lammers, el equipo europeo ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos 2008, en la Copa del Mundo 2006 y en los Champions 2004, 2005 y 2007. El holandes, no tuvo ningún inconveniente en responder las preguntas de MinutoHockey.com
¿Por qué Argentina y Holanda son el clásico de hockey femenino?
En los últimos diez años fueron los partidos más importantes de los torneos. Es una lástima que no hayamos jugado muchas finales contra Argentina, que para mí es el mejor equipo que hemos visto contra nosotros en los últimos diez años. Es un equipo impresionante, fuerte. La Copa del Mundo que viene creo que la final será Argentina y Holanda.
Fuera de las canchas, ¿Pelean de igual a igual, teniendo en cuenta las posibilidades con que cuentan los deportistas en Holanda y en Argentina?
Holanda no es otro mundo, es igual que para las argentinas. Allá tampoco es un deporte del todo profesional, las chicas cobran poco de dinero y cuando pasan los 30 años deben empezar a trabajar, como acá. Por eso todas las chicas están estudiando y algunas también trabajan.
¿Y entonces qué diferencia marcaría?
La única gran diferencia es que nosotros tenemos suficiente dinero para viajar a Australia o Corea. Eso para Argentina es difícil, no puede jugar ese tipo de partidos, que son los que te permiten estar en competencia permanentemente. Nosotros jugamos contra Alemania, Inglaterra, España… Es muy cerca, esa es una ventaja.
¿Qué otra ventaja hay?
En Holanda hay más campos sintéticos, más entrenadores; es más fácil armar una base de jugadoras, tanto en Holanda como en otros países. Pero al final siempre el clásico es Holanda-Argentina. En los últimos años Argentina logró armar equipos con mucha experiencia y, a la vez, con muchos juveniles.
¿Cree que Argentina tiene a su favor ese plus de la “garra”, del que tanto se habla?
Yo veo la “furia” de las jugadoras argentinas, pero no la considero lo suficientemente efectiva. Por ejemplo, a veces se usa esa “furia” contra los árbitros. Nosotros somos más fríos, más tranquilos con esas cosas. Pensamos más en qué es lo mejor para el equipo. Argentina tiene ese corazón para el hockey, pero a veces abusa. Hay veces que hay que usar la cabeza, y en eso las holandesas son mejores.
Se deben equilibrar las dos cosas.
Sí. Veo muchas veces que Argentina, en momentos clave, hace cosas raras, fuera de la cabeza, y le marcamos fácil un gol. Comete errores que cuando jugás con la cabeza no los cometés. Pero por eso hay que hablar de equilibrio, porque también me gusta ver a Argentina jugar con el corazón, con alegría.
¿Y qué opina de Luciana Aymar?
Luciana Aymar hasta podría jugar al hockey con varones. Antes estaba la australiana Alyson Annan, pero en los últimos diez años la mejor es Luciana.
Eso es bueno para ella, pero quizá no sea del todo bueno para Argentina.
¿Por qué?
Es muy fácil dársela a ella, pero también tienen que jugar las otras chicas. En las finales se ve que esa dependencia genera problemas.
Y respecto de esas otras chicas, ¿Con qué jugadoras argentinas le gustaría contar en su equipo?
Además de Aymar, me gustan Claudia Burkart, Carla Rebecchi, Mariné Russo. También Giselle Kañevsky, es muy inteligente. Hay cinco o seis jugadoras que llevaría a mi selección.
El año que viene se juega el mundial en Rosario. ¿Qué opina del público argentino?
A las chicas holandesas les gusta la hinchada argentina, siempre que venimos acá tenemos tribunas llenas. Ellas están acostumbradas a jugar con mucha gente, pero no en contra.
¿Y del comportamiento en sí?
El público argentino es muy entendido, y a la vez muy “agresivo”, muy contrario. Pero está bien, la gente tiene su corazón ahí. La vida es dura acá y entonces se debe aprovechar para disfrutar de esas cosas; es decir, el deporte es más importante acá que en otros países. Después de Holanda y España, donde estuve viviendo, Argentina es el país que más me gusta. La gente no tiene mucho, no tiene lujos, pero trabaja para el deporte, tiene amor por el deporte, le gusta el deporte.
¿Cómo ve al hockey a nivel mundial?
En la actualidad es más explosivo, tiene más velocidad, más fuerza. El cambio de reglas incidió mucho, ya no hay fuera de juego, se implementó el autopase en las salidas. El físico va a ser cada vez más importante. Antes prevalecía la técnica, ahora prevalecen el físico y el aspecto mental.
¿Y la implementación de la tecnológica por parte de los cuerpos técnicos?
La tecnología es un detalle, un pequeño porcentaje que aporta para mejorar. Pero 50 veces 2 por ciento es 100 por ciento, o sea, siempre es necesario buscar ese 2 por ciento, esos pequeños detalles de físico, de tecnología. Yo quiero usar todo, por eso trabajamos mucho con universidades holandesas para mejorar en cada aspecto ese 2 por ciento.
Sergio Vigil y Marcelo Bielsa alguna vez se reunieron para intercambiar conceptos de sus respectivos deportes. ¿Qué opina?
Yo mantengo muchas charlas con entrenadores de fútbol, y también hablo con el técnico de la selección holandesa (Bert van Marwijk). Tácticamente, el fútbol y el hockey son iguales. Por eso el técnico de la selección de fútbol muchas veces tiene los mismos problemas que tengo yo. Y podemos hablar porque él no tiene miedo de mí y yo no tengo miedo de él, uno es de fútbol y el otro de hockey.
¿Qué es lo que más le gusta del hockey?
El ambiente de los clubes, es una familia. Además, para mí el hockey es muy rápido, muy explosivo, técnicamente bueno para ver. A mí me encanta el deporte no sólo porque juego hockey, sino porque observo que mis amigos de fútbol vienen más a ver hockey. Dicen: “Qué rápido es este deporte, mucho más rápido que el fútbol, más sprint, más fuerza. A los futbolistas les gusta el hockey”.
¿Y cuál sería la materia pendiente?
Lo más importante es que el hockey crezca en los países grandes, como Estados Unidos, India, Pakistán. Si no, termina siendo un deporte demasiado pequeño en el mundo.