Contra Holanda existía la chance. Contra los surcoreanos, la derrota era discutible. Pero, siguiendo la lógica, contra Alemania no. Había que adivinar, simplemente, por cuántos goles iban a perder los de Lombi. Pero nada de aquello sucedió. En la tercera fecha del Mundial de Hockey sobre Césped en India, la Selección cayó ajustadamente 4 a 3 frente a los germanos que portaban un pedigreé tremendo: bicampeones del mundo, último campeón olímpico, subcampeón europeo y segundo en el pasado Champions Trophy. Así y todo, la pasaron mal.
Es cierto, estuvieron en ventaja desde el vamos. A los 5′, Zwicker puso el 1 a 0 para los europeos. Pero un minuto más tarde, Lucas Vila convirtió un golazo picándola por encima del arquero Jessulat. El propio Zwicker, a los 14′, metió el 2 a 1, Wittahus amplió a los 23′ y Paredes a los 34′ propició que se fueron al entretiempo sólo 3 a 2 arriba.
No terminó en goleada el primer tiempo porque, al fin, por primera vez en el torneo, funcionó el córner corto. Hänner, con un golazo (también bajo ese sistema) puso el 4 a 2 para los Panzers a los 16′ del complemento y otra vez Paredes -y otra vez de córner corto-, a 14 minutos del final puso el 3 a 4 definitivo. En la última bocha, Jessulat se disfrazó de héroe con un paradón que hubiese significado el empate, el primer punto para la Argentina, y un batacazo. Por algo, en el súpercampeón, todos se abrazaron como si hubieran conseguido el título en una tercera fecha.
Alemania, que le ganó a la Argentina los cinco partidos que disputaron por Copas del Mundo (los nuestros la derrotaron por última vez en la Champions Trophy 2003 por 2-1, en el partido por el 5° puesto), quedó segunda con siete puntos y la chance abierta de pelear un lugar en las semifinales. La Argentina quedó en cero pero su rendimiento creció. El domingo tendrán revancha ante Nueva Zelanda.
Fuente: Ole