Por sus características, Pity D’Elía permite, junto a Claudia Burkart y Noel Barrionuevo, que Argentina pueda jugar con tres jugadoras en el fondo. Por la derecha da una salida segura, tanto por sus pases largos de pegada o flick como por sus pases con amague de push a los volantes, que maneja con soltura. En ataque da la posibilidad de jugar pases profundos o pegados al área, que por su potencia se transforman en un arma ofensiva. En cuanto a la parte defensiva, mejoró mucho la defensa del área y los quites con dos manos. Sin duda, la prueba de fuego fue en la final, donde al no estar Claudia Burkart, por lesión, ocupó la posición de central, y superó el problema que presentó Holanda bloqueando los pases al medio y dejando espacios para que ella pudiera resolver. Y así lo hizo, tomando decisiones correctas, que en una final, y nada menos que ante Holanda, alcanzaron gran dimensión.
En cuanto a Macarena, no hay dudas de que se ganó su lugar ya desde el Rabo Trophy, en Holanda. Comprende a la perfección el juego de dos volantes centrales y es la socia ideal de Luciana Aymar para los relevos, las entregas y aparecer siempre en la posición justa de descarga. A su juego de recuperación, quite y escapes le agregó un alto porcentaje de asistencias, mejorando su velocidad de pase. Su condición física espectacular hace que pueda estar muchos minutos en cancha, y eso habla de su importancia para el equipo.
En el córner defensivo es la primera salidora, y lo hace con gran valor, defendiendo de frente, lo que ayuda en gran medida al trabajo de la arquera.