Silvina D’Elía es una de Las Leonas de nuestra provincia. Una gran referente del deporte amateur y figura del seleccionado argentino de hockey sobre césped. “Piti” nos recibe en casa de su madre mientras nos confiesa que es fanática de Boca, va mucho a la cancha y nos cuenta cómo comenzó todo y qué siente cada vez que entra a una cancha.
-¿A qué edad empezaste a jugar al hockey sobre césped?
-Fue a los ocho años. Mi mamá en realidad me llevaba a Maristas, desde los cinco años. Ella había jugado siempre al hockey pero la verdad es que al principio no me gustaba para nada. Le decía que no quería ir al club. En realidad iba al club con mi papá y mis hermanos, que jugaban al rugby y eso me divertía más. Recién a los 8 años, en el colegio, mis amigas empezaron a hacer grupos por el hockey y ahí fue cuando arranqué.
-¿Desde esa época hasta ahora en algún momento dejaste de jugar?
-Nunca más dejé. Desde ese momento siempre me gustó mucho. Además, empecé a jugar con un grupo de amigas que es el mismo que tengo en la actualidad.
-Venís de una gran familia de deportistas…
-Sí, totalmente. Mi mamá jugó toda su vida al hockey y mi papá al rugby. Mis hermanos también jugaron siempre al rugby y mi hermana Flor también al hockey. Mi hermano más chico, Santiago, empezó jugando al hockey césped y después se pasó al rugby. Todos en Maristas.
-De chica ¿hacías otro deporte además del hockey césped?
-No, nunca nos llevaron a hacer otro deporte.
-¿Y a qué edad comenzaste a tener participación en los seleccionados de Mendoza o del país?
-A los 14 años jugué por primera vez en un seleccionado de Mendoza. Era un Sub-14 y salimos campeonas de un torneo argentino. En esos campeonatos venían entrenadores nacionales a ver jugadoras. Un tiempo después de eso me llamaron para mi primer seleccionado nacional, eso fue a los 15 años.
-¿Y cuándo comenzaste con Las Leonas?
-Para Las Leonas me llamaron a los 17, después de jugar un Sudamericano. En esos torneos siempre juega una especie de Argentina B. El entrenador en esa época era “Cachito” Vigil (NDR: reconocido entrenador de hockey césped que obtuvo muchos logros dirigiendo a Las Leonas). El Sudamericano terminó en febrero y me convocaron para empezar a entrenarme con Las Leonas en abril de 2003.
-¿Pero después de eso renunciaste al seleccionado?
-Sí, en un momento renuncié. El tema era que me cansaba tener que estar viajando todo el tiempo a Buenos Aires para entrenarme. Todas las semanas me iba de Mendoza los domingos y volvía los jueves. La verdad es que estaba muy triste. Además, yo estaba en el último año del colegio y no me la banqué mucho. Un día me senté con Cacho Vigil y le conté que no la estaba pasando bien y que no disfrutaba. Él lo entendió perfecto y me dijo que más adelante seguramente iba a tener otra oportunidad.
-¿Cacho Vigil fue una especie de mentor tuyo dentro de Las Leonas?
-Sí, puede ser. Él fue quien me llamó y me llevó. Pero también me ayudó mucho Alfredo Castro acá en Mendoza. Después llegó Ariel Retegui (NDR: DT actual de Las Leonas) y fue él quien me dio confianza y me hizo jugar en todos los torneos.
-¿Soñabas con estar en el nivel en el que estás hoy?
-No, nunca lo imaginé. Siempre soñás con jugar en el Seleccionado, pero nunca pensé que iba a poder estar tanto tiempo y jugar tantas cosas importantes como un Juego Olímpico o un Mundial. O estar dentro de una cancha con “Lucha” Aymar (NDR: mejor jugadora de hockey césped del mundo en la actualidad).
-¿Cómo es participar de un Juego Olímpico?
-Yo ya había estado en los Juegos de Pekín, en 2008, pero ahí había ido como suplente y no me tocó jugar. Pero igualmente ya había vivido un poco lo que eran los Juegos Olímpicos. La verdad es que lo que me pasó ahora de jugar y ser parte, es increíble. Es lo máximo que le puede pasar a un deportista. Yo escuchaba esto y pensaba qué tan importante era. Pero estar es lo máximo. Formás parte del grupo de los mejores deportistas del mundo. Además todo el planeta está pendiente de lo que pasa. Es impresionante, pero estás al nivel de Federer, Del Potro, Messi… de todos los mejores.
-¿Qué crees que fue que hizo que te destacaras en el deporte que practicás?
-Creo que para triunfar hay que caerse varias veces y eso me ha pasado. Yo llegué a renunciar a Las Leonas. Tuve épocas de suplente en las que no jugaba y eso me costó mucho, lo sufría. Estaba en Buenos Aires lejos de mi familia y me preguntaba qué hacía ahí. Todo eso es lo que hoy valoro y es lo que me hizo madurar y crecer como jugadora y como persona.
-¿Estás jugando para un club de Buenos Aires actualmente?
-Sí, juego en Geba que es un equipo que participa en la liga de Buenos Aires.
-¿El hockey césped es semi profesional en Argentina?
-No. Es cero profesional en nuestro país. Hay casos muy puntuales, pero son muy poquitos. Por ejemplo Luciana Aymar cuando jugaba conmigo en Geba cobraba, pero sólo ella y por todo lo que es.
-¿Y por qué jugás en Buenos Aires?
-Me conviene estar en Buenos Aires porque estoy más cerca de Las Leonas y además porque odio viajar en avión (risas). El tema de tener que volar todas las semanas no me hace nada de gracia.
-¿Qué es lo que viene para Las Leonas?
-Ahora estamos en proceso de vacaciones, porque fue un año muy duro. A fines de 2013 hay una Copa América, que aparentemente va a jugarse en Mendoza. También hay un torneo muy importante que es nuevo, que también se va a jugar en el país en 2013.
-¿Qué sentís cuándo te das cuenta de que te has convertido en un referente absoluto del hockey césped para nuestra provincia?
-Eso, para mí, es un regalo por todo el esfuerzo que he hecho durante mi carrera. Que te reconozcan en tu club y también en los otros clubes es muy bueno. Yo no me entreno, ni estoy en el seleccionado para recibir eso, pero es muy reconfortante que todo esto pase.
-¿Cómo es jugar con Lucha Aymar?
-Yo siempre digo lo mismo, pero creo que ella es lo que es porque es excelente como persona. Es súper humilde, se entrena como nadie. Además siempre pone al equipo como prioridad y está pendiente si necesitamos algo. Creo que todo eso la hace distinta. Personalmente, la quiero un montón y me pone muy feliz todo lo que le pasa.
-¿Y qué te pasa por la cabeza cuando en un torneo trascendente estás jugando para Argentina y suena el Himno Nacional?
-Es algo increíble. Lo que vivimos el año pasado en Rosario, para el Mundial de Hockey, es algo inexplicable. Nunca más volví a sentirlo. La gente te levanta muchísimo. Ahora en Inglaterra, en la final de los Juegos, cuando pusieron el himno también fue algo muy especial. Se nos cruzaron muchísimas cosas por la cabeza porque estábamos ahí representando a nuestro país.
-¿Cómo fue la convivencia con el resto de los deportistas argentinos en la Villa Olímpica?
-Tenemos muy buena onda con los chicos de handball y con los de básquet. Pero la verdad es que hay muy buena onda con todos, en general. Nalbandian, por ejemplo, fue a ver todos nuestros partidos. Del Potro también es excelente. Se crea un muy buen ambiente. Te cruzás con los deportistas todo el tiempo y vas preguntando cómo les fue. Además, en nuestro edificio había una planilla con los horarios en que participaba cada deportista ese día. Se forma como una gran familia.
Fuente: Fernando Gabrielli para Los Andes