Ahí están todas sus compañeras del plantel, y todas ayudando. Algunas, atendiendo a la prensa, otras juntando rifas, las hay también organizando la entrada, muchas vendiendo tortas, gaseosas, ensalada de frutas. Son muchas, y todas se mueven, van de un lado para el otro, preguntan qué hace falta, qué se necesita. Es una voluntad de colaboración conmovedora, inmensa y compacta, pero dividida en muchas personas, que lo único que quieren es solamente ver bien a Camila Dezotti.
Regalarle una sonrisa.
Porque Camila, jugadora de hóckey de la Primera División de Quilmes, como ellas, las que la ayudan, “se lo merece”. Porque a la compañera, que tuvo un accidente automovilístico en septiembre, se le diagnosticó un edema cerebral y desde ese día está internada en el Instituto Fleni de Escobar, hay que apoyarla, “que para eso somos amigas”. Y una forma de hacerlo es organizando un partido a beneficio, en el club de todas, en el que estén Luciana Aymar, Magdalena Aicega, Claudia Burkart, Alejandra Gulla y muchas de las Leonas campeonas en Rosario.
El partido, entonces, se organizó, se jugó ayer y terminó 7-3 para la Selección, contra el equipo “Amigas de Cami”, integrado por jugadoras de diversos clubes. Pero más que eso, importa la previa. Porque antes de que la bocha empiece a rodar y Aymar muestre su magia, Camila llega al estadio. Llega con sus padres y sus hermanas, en su silla de ruedas, su cabeza envuelta en un pañuelo que dice Quilmes, y entra a la cancha. Entonces, mira a la tribuna, repleta, y dice, con voz firme: “Gracias totales”.
Y el valor de esas palabras, para alguien que día tras día está otra vez aprendiendo a hablar, es enorme. Sus amigas lo saben, la escuchan y lloran. Se emocionan, y más cuando Camila se levanta de su silla, toma un stick y golpea la pelota. El público la ovaciona y sus compañeras, las gestoras de todo esto, también. Decidieron que todo lo recaudado se destinará al tratamiento que realiza Tere , como la apodan por su segundo nombre. “¿Cómo se puede devolver todo esto?”, pregunta su padre, y al instante se responde: “Las gracias no alcanzan en toda la vida”.
Mariné Russo, compañera de Camila en Quilmes y campeona mundial en Rosario, se encargó de llamar a muchas de Las Leonas para que vengan.
Todas quieren dar una mano, todas quieren abrazar a Camila.
“Estás espléndida”, la anima Aymar. “Qué quilombo armaste”, la alienta un amigo, y le muestra que el estadio de Quilmes está lleno. Ella mira, sonríe, está feliz. La flanquea un mural, en donde muchas personas que la conocen dejaron su firma. Hay una que sintetiza mucho de lo vivido ayer. La escribió Flor P. y reza: “Gracias por enseñarme que la vida es hermosa y cada día es único”. Todo dicho.
Fuente: Clarin.com