Macarena:Leona Indomable

Macarena:Leona Indomable

Macarena Rodríguez es la menor de cinco hermanos. A la vida de Raúl y Coca, fue la última en llegar luego del nacimiento de Rauli, Ariel, Juan Pablo y Gerardo. Desde niña fue revelación en gimnasia deportiva y más tarde su habilidad se trasladó al hockey sobre césped, donde se inició a los 12 años. «A mi papá le encantaba el deporte. Mis hermanos jugaban al rugby y por ser la única mujer fue más difícil convencerlos para el hockey porque mi mamá pensaba que era un poco arriesgado», dice entre mate y mate la mujer becada por la Secretaría de Deporte de la Nación y homenajeada en la Legislatura Provincial junto a otros 23 deportistas locales luego de su participación en los Juegos Panamericanos de Toronto.

«En la escuela fui buena alumna. Era una chica aplicada», recuerda en la cocina de su casa familiar en la Quinta Sección sentada junto a su madre. Tras idas y vueltas Macarena resistió a su sueño con el deporte y desde joven aprendió a desdoblarse entre el colegio, la facultad, los entrenamientos, los viajes, los torneos y el poco tiempo libre que disfruta junto a su novio y su familia. «Por supuesto que hace falta disciplina, entrega y responsabilidad, sabiendo que hay cosas que resignás por lo que querés, como en cualquier trabajo que se hace con pasión». Ansiedad y nervios es lo que experimenta antes de cada partido con Las Leonas aunque nada se compara, dice, con vestir la celeste y blanca.

Idas y vueltas con las Leonas

Amante de la cocina, se confiesa una experta del lemon pie y una enamorada del chocolate, pasión que comparte con sus habilidades manuales, que van desde la creación de bijouterie, pasando por la pintura, el crochet o el tejido a dos agujas. A pesar de que no reconozca en ella su liderazgo innato, su madre asegura que desde niña Macarena comparte este rasgo con una enorme generosidad. «Los cumpleaños de Maca eran aterradores. Ella decía: “Mamá, yo voy a festejarlo pero vienen todas. Las de la escuela, las del barrio, las de la facultad y las de hockey”. Esos festejos eran multitudinarios porque ella invitaba a todos».

Fue Leona en contados partidos bajo la conducción de Sergio Vigil y regresó en 2010 cuando el equipo estaba en manos de Carlos Retegui, con quien obtuvo la Copa del Mundo y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2012. Además cuenta en su haber con tres Champions Trophy y la medalla de plata en el Trofeo de Campeones 2011. El año pasado la mendocina de 37 años  fue elegida por Santiago Capurro como capitana del seleccionado. En diciembre de 2014, en lo que fue la despedida de Luciana Aymar, Las Leonas lograron el Champions Trophy en el Estadio Mendocino de Hockey sobre Césped, y en julio pasado volvieron con la medalla de plata en los Juegos Panamericanos Toronto 2015.

–¿A qué edad empezaste a jugar al hockey?

-A los 12 años con mis amigas del barrio. Caímos como una banda de ocho chicas al Club Andino y empezamos en la escuelita. Fue amor a primera vista. El hockey me modificó el cuerpo y sentí que en gimnasia deportiva ya no rendía de la misma manera así que dejé eso de lado.

–¿Qué recorrido hiciste antes de llegar a Las Leonas?

–Primero empecé por los seleccionados provinciales. A los 16 años me convocaron al seleccionado nacional, pero finalmente no me eligieron. En 2001 me llamaron para un seleccionado B de Argentina y ahí empecé con Las Leonas. Hubo un largo proceso hasta 2006; a veces quedé, otras no. En 2006 quedé fuera del Mundial de Madrid y no me convocaron más. Así que continué con mi carrera y empecé a trabajar.

–¿Te recibiste?

–Sí, soy Licenciada en Sistemas de Información. Pero seguí jugando en mi club y en el seleccionado de Mendoza, aunque pensé en colgar los botines. En 2009 me fui a Córdoba con el seleccionado a jugar un torneo nacional y ahí estaba el ChapaRetegui, que después de verme en la cancha me invitó a probarme nuevamente con Las Leonas… No supe qué hacer. Siendo de Mendoza hay que viajar a Buenos Aires y tu vida se pone en pausa, porque no podés trabajar; lo pensé dos veces luego de hablarlo con mi familia, que me incentivó a darle para adelante. Una vez en el equipo fui ganando confianza y un lugar. En 2010 jugué el Mundial en Rosario, los Juegos Olímpicos de 2012 y el año pasado, con esto de que Luciana Aymar dejaba de jugar, el entrenador pensó que tenía que ser la capitana del seleccionado.

–¿Cómo viviste ese nombramiento?

–Y… la verdad es que no estábamos pasando por un buen momento con el seleccionado, hubo algunas renuncias y estábamos en crisis… Que me nombraran capitana fue para mí una mochila más que un reconocimiento. No fue lindo en el momento, después me relajé y lo tomé naturalmente. No soy una persona que se imponga sino que me gusta compartir con mis compañeras, consultar con ellas, que esté todo bien adentro y fuera de la cancha.

Objetivos cumplidos

–¿Has cumplido tu sueño con Las Leonas?

–He vivido muchas etapas en el seleccionado y creo que a todas las disfruté. Las cosas que no fueron tan positivas me ayudaron a crecer como persona y estoy agradecida por lo que me ha pasado. Me siento realizada en mi carrera deportiva y si tuviera que colgar el palo sería feliz igual con todo lo que viví.

–¿Qué desafíos deportivos tenés por delante?

-Nuestro objetivo con Las Vikingas (River Plate) es entrar a los play off e intentar superar o igualar lo que hicimos el año pasado, que salimos terceras. Esa es una cuenta pendiente. Con el seleccionado estamos de vacaciones, el 31 de agosto habrá una nueva lista y lo que se viene importante es la World League, que se juega en diciembre en Rosario la fase final, ahí participarán los mejores ocho equipos del mundo.

–¿Tenés expectativas de seguir como capitana?

–Eso lo definirá el cuerpo técnico a fin de mes. Yo compartí este tiempo la capitanía con la subcapitana Carli Rebecchi, por ahí ella tiene que continuar.

–¿Cómo es tu vida en Buenos Aires?

–Entreno todo el día entreno (risas). Me levanto temprano, salgo para el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, que es donde entrenamos con el seleccionado, de ahí vuelvo a casa, descanso un rato y a veces tenemos doble turno con el seleccionado. Cuando no es así, con River por las noches. Mi día de descanso es el domingo.

–¿A qué has renunciado por tu desarrollo deportivo?

–A compartir tiempo con mi familia. Tuve que dejar amigos de lado y posponer mi carrera profesional pero es lo que elegí.

–¿En algún momento tuviste miedo de alejarte de tu esencia?

–Permanentemente está ese fantasma en la cabeza. Todos los días trato de recordarme quién soy y de dónde vengo, porque te seducen y pasan un montón de cosas. Tengo una familia que me educó con humildad y me apoyo en eso.

–¿Qué planes tenés para cuando decidás retirarte?

–Devolverle al deporte lo que me dio, sé que voy a seguir ligada. También me gustaría dedicarme a lo que estudié y en lo personal, formar una familia, casarme, tener hijos.

–¿En la vida te sentís una Leona?

–(Risas)

–Coca: Es una leona de la vida, no baja los brazos nunca.

–Macarena: Lo que siento es que en la vida nadie me regaló nada y pude lograr lo que quería. Siempre puse mucho de mí a pesar de que se cerraran a veces las puertas. Seguí, entrené, me puse el objetivo y lo logré a base de esfuerzo y constancia.

–¿Qué representa Mendoza para vos?

–Mendoza es mi lugar, no sé qué me depara la vida pero quisiera estar acá junto a mi familia y mis raíces. En Mendoza encuentro todo lo que me gusta, el clima, los olores, el paisaje, la gente, la tranquilidad.

Ping Pong

¿Un deportista? Roger Federer.

¿Una banda de música? Tengo varias pero No Te Va Gustar puede ser una y el rock nacional en general, también Joaquín Sabina…

¿Una comida? El pastel de camote que prepara mi mamá.

¿Una película? Diario de una pasión.

¿Un destino de vacaciones? La playa, en cualquier lugar donde haya mar.

¿Un objeto de colección? Mates y bombillas, miles. Soy muy matera.

Fuente: Andrea Calderón para inmendoza.com

Fotos: Franco Perosa.

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