Fue parte de Las Leonas durante nueve años y siempre se la ubicó del lado de las aguerridas, de las que tienen un talento superior pero además una entrega sobresaliente. Una etiqueta que tuvo su consagración en el 2012 cuando después de haber sufrido la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda y haberse operado a fines de marzo,realizó una minuciosa y exigente recuperación para poder llegar al sueño de jugar los Juegos Olímpicos de Londres apenas cuatro meses después. Y llegó a Inglaterra para colgarse la medalla plateada. Pero el tiempo y algunos factores alteraron esas ganas. Rosario Luchetti había anunciado su renuncia en julio del año pasado “por no compartir los valores de la dirigencia actual del hockey”. Volvió al plantel a los días de haber tomado la decisión porque creyó que algo podía cambiar después de haber dialogado con los dirigentes encabezados por el presidente de la Confederación Argentina de Hockey, Aníbal Fernández. Pasó el oro del Champions Trophy, el retiro de Lucha, se vinieron las vacaciones y ahí de nuevo las dudas, pero… No va más. A principio de 2015, la volante dijo adiós a la celeste y blanca nuevamente, pero esta vez para siempre.
-¿Crees que hay algo de la mística de Las Leonas que se está perdiendo?
-Creo que la mística de las Leonas sigue estando. Las chicas que entran nuevas tienen un montón de beneficios que antes no tenías hasta no hacerte un nombre, o jugar un torneo importante, pero entran y saben que están en un equipo con valores . Tal vez no se remarcan día a día y por eso parece que no se le da importancia, pero están. El tema es refrescarlos, con gestos y actitudes, no con palabras solamente. Pero viene de todos lados, de las jugadoras, de la conducción, desde las que están, las que nos fuimos, es un trabajo de todos. Es como los chicos que nacen con la tecnología, es difícil hacerles entender que antes no existía eso. Yo marco siempre que para mí es importante la conducción, un cuerpo técnico que te marque una línea y te baje los valores. Podés desorientarte, pero si hay una conducción que baja una línea clara, el equipo y los jugadores se acomodan a eso.
-Por eso tu renuncia en julio de 2014.
-Sí, fue por eso. Obvio que hubo muchas cosas que son internas del proceso y que no las he contado porque tienen que ver con el equipo. En ese momento, y hace unos meses cuando decidí retirarme definitivamente, no me sentía cómoda y eso hacía que no pueda rendir al cien por ciento. Son formas de conducir, es una dirigencia con la que no comparto. Es una decisión personal, si no estaba cómoda podía elegir, quedarme o irme. No sé si la forma fue la mejor o no, pero el motivo fue claro.
-No coincidir con los valores puede interpretarse de muchas formas, ¿te interesa aclarar eso?
– Yo lo sentí de esa manera y puse valores porque me parecía que era lo que a mí me molestaba. Hablo de valores básicos como el respeto. No sentí que fuimos respetadas con decisiones que son de los dirigentes, y que está bien que así sea, pero por cómo viví siempre el deporte, creo que se nos podría haber escuchado. Después la decisión la toma quien la tiene que tomar, pero sentí mucho autoritarismo. Necesitábamos algo distinto, y mi “distinto” tal vez no es compartido con el “distinto” de otra. Siempre hablo desde mi opinión.
-¿Qué te hizo volver después de haber hecho pública tu primera renuncia si te sentías tan incómoda?
-Uno aprende. Después de haber tomado esa decisión, hubo una posibilidad de diálogo, una posibilidad de analizar cambios. No es que haya cambiado algo, pero se vio como una luz de esperanza. Por lo menos así lo vi yo. Volví porque prioricé la elección de un equipo. No fue fácil mi decisión de volver, me sumé a un todo. Traté de poner la cabeza en el objetivo que era la Champions y disfrutar de estar ahí adentro que es lo que hice siempre con tanta pasión. Pasó la Champions, vinieron las vacaciones y me volví a ir porque me sentí igual.
Rosario Luchetti tiene la seguridad de haber sido sincera con ella misma. Entiende que su decisión pudo haber traído tantos detractores como seguidores, pero hizo lo que sentía y eso la tranquiliza. De la forma no se arrepiente pero sí dice que aprendió. Se nota en su forma de explicar, aunque sabe qué cuestiones quedan de la puerta para adentro.
-¿Tuviste la posibilidad de hablar con Aníbal Fernández, presidente de la Confederación?
-Con Aníbal me junté antes de hacer pública mi renuncia en el 2014. Capaz no fui tan clara en que iba a renunciar. Hoy no me arrepiento lo que hice porque era lo que sentí, pero he aprendido. Fui a hablar con él pensando que esa charla me iba a poder frenar y no tomar la decisión, pero no. Después sí sentí esa sensación de diálogo, pero con Aníbal en ese momento no lo percibí.
-¿Crees que la llegada de Aníbal Fernández no fue del todo buena para el hockey?
-Es difícil hacer un análisis tan frío, porque la verdad es que en muchas cosas ha mejorado. Hoy puedo ver miles de acciones buenas, pero también hay muchas malas. Me saco a mí, pero hubo muchas renuncias, pasó la Champions y decidí irme, y hoy está de nuevo la renuncia de Piti D’Elía que es una jugadora súper importante para el equipo. Hay cosas en lo deportivo que no están bien, pero en lo extra deportivo sí: televisan los torneos internacionales y el Metropolitano por ejemplo. A nivel mediático y de marketing seguro le hizo bien, pero a nivel deportivo creo que el hockey no va en un buen camino. Podemos pensar que hay un recambio, que es un proceso, pero estamos tres del mundo. No sé si hay más plata, más tele, o qué, pero a mí, por como siento yo la camiseta, sacame la plata, sacame la tele y dejame ser la N°1 del Mundo. No quiero ver a Holanda y a Australia arriba nuestro. Me puedo estar equivocando y de acá a dos años decir “era un proceso, un recambio”. Por eso no digo que toda la culpa es de la dirigencia, responsabilidad tuvimos todos los que estuvimos en el último tiempo. No todo es la plata.
Hoy Charo se encuentra con el hockey sólo en su club Belgrano. Juega y trata de volver a sentir eso que le cuesta tanto: divertirse. “Estando en Las Leonas siempre sentí la presión de tener que ser la mejor, dar el ejemplo, aunque sea en el club. Estoy tratando de disfrutar del hockey amateur y me cuesta mucho, es todo aprendizaje por ahora. Por suerte el equipo me está bancando y Pachu (Ferrari), mi entrenadora, también, pero cuando llegan los sábados quiero ganar”, dijo la volante esbozando una sonrisa. Es evidente que todavía la competencia la motiva.
-No es fácil el retiro de un jugador, ¿cómo lo estás viviendo?
-En el momento no me costó tanto, pero a medida que voy cayendo me va costando más. Más allá de que me sentía cansada, el no estar disfrutándolo me quitaba energía, y no estaba como siempre. Me da mucha pena haberme retirado así, pero tengo que aceptar que las cosas cambiaron.
Empezó a estudiar varias veces pero los viajes, la exigencia y el cansancio que le generaba el entrenamiento de Selección fueron relegando lo académico. “Ahora es aprender a vivir. Durante nueve años estuve en una estructura que me llevaban de acá para allá, y hoy desde que me despierto me sobra el tiempo (se ríe). Tengo que aprender a disfrutarlo, a compartirlo y de a poquito voy a ir viendo qué me gusta”, confesó Luchetti que hoy se encuentra en la génesis de un proyecto que realiza campamentos en donde mezclan recreación y hockey para chicos.
Y agregó: “Hay algo también que me gusta con el tema de las redes sociales y que estamos llevando a cabo con esta sociedad que arrancamos”.
-Parte de toda esta historia se vivió por Twitter justamente.
-Me ha pasado de recibir tuits que me mataban después de haber publicado mi renuncia. Tal vez lo que yo puse pudo haber afectado, herido o molestado, pero no voy a entrar en una discusión con esa gente. Lo expresé porque lo sentí. A veces está bueno, y a veces no.
-Se vienen varios torneos para Las Leonas, ¿vas a verlas?
-Sí, obvio. Miré los de Estados Unidos y Nueva Zelanda ya. Me genera un poco de nostalgia, no quiero volver, pero…si me das la pollerita y la camiseta, me ponés ahí y tocan el silbato, yo te juego (se ríe). La alta competencia es lo que más extraño.
-¿Qué fue lo más lindo que te tocó vivir con Las Leonas?
– Justo el otro día iba en el auto y me acordaba del Mundial 2010. El del 2002 en Perth, lo vi por tele y tengo grabada la imagen cuando se le tiran todas encima a Antoniska. Yo soñaba con salir campeona del Mundo, y lo hice, no lo puedo creer. Sin dudas fue el torneo que más me gustó, el que más disfruté. Fue una cosa espectacular lo de Rosario. Impagable.
Terminó su café cortado, juega un poco con el sobrecito de azúcar y la espuma que quedó sobre las paredes de la taza. No es de nerviosa, seguro es esa inquietud que la movía de acá para allá a altas velocidades en la cancha. Se arremanga apenas para no manchar su sweater en este juego que tiene con el sobre de azúcar y aparecen unas letritas en su antebrazo: “Carpe diem” que significa vive el momento. Eso es lo que está intentando, y para no olvidarlo, se lo tatuó.
Por Sheila Shab, especial para Hockey Mobile
Foto: Gentileza archivo Hockey HD (Rocío Rossa)