«Hago lo de Masche»

«Hago lo de Masche»

De quedarse al margen en cada lista a convertirse en pieza clave. De pensar en el retiro a ser la capitana del equipo. De luchar en silencio a enseñar el deporte por todo el país. Macarena Rodríguez pudo haber tirado la toalla muchas veces desde su primera convocatoria  en el 2001, pero remó contra la corriente y en septiembre recibió un premio, cuando Santiago Capurro le entregó la cinta para una gira a Bélgica. “Yo lo veo como algo administrativo. Siento que mi función es de servicio, actuar como una rueda de auxilio y ayudar incluso fuera de la cancha”, le explica a Olé la volante mendocina que juega en River tras los inicios en el Andino de su provincia.

 -¿Ya te acostumbraste a que te nombren como la capitana de Las Leonas? ¿O en el fondo todavía te cuesta creerlo?
-En realidad no me cambia demasiado. Significa una responsabilidad enorme, aunque tampoco me quita el sueño y lo tomo de una forma natural, por ser la más grande del equipo. Trato de aportar mi experiencia con el objetivo de que todas tiremos para el mismo lado.

-Tuviste a Masotta, Aicega y Aymar como capitanas. ¿Qué tomaste de ellas?
-Cada una lideraba con una personalidad diferente. Yo recién empezaba en la época de Karina, la tenía allá arriba y la veía muy recta, así que lo que decía era palabra santa. Después vino Magui, con una personalidad fuerte también, que siempre tiraba para adelante y contagiaba su entusiasmo. El de Lu era otro tipo de liderazgo. Más tranquila… Ella nos empujaba por ser la mejor jugadora del mundo.

-¿Se la extraña a Lucha en el día a día? ¿Y cómo se disimula su ausencia en el juego?
-Sí. Se la extraña en todo sentido, como jugadora y como amiga. Uno siempre trata de imitar a los modelos que tiene cerca. Ella nivelaba para arriba. Hoy tenemos jugadoras con otras habilidades en el equipo. De a poco, van a empezar a surgir las individualidades, para encontrar variantes y marcar el rumbo.

-Quedaste como la más veterana del equipo. Pero los que te ven correr no te dan 36…
-Me gusta estar bien. Me cuesta mucho el trabajo físico pero no quiero flaquear. Sin eso no puedo salir a la cancha… Ahora el juego es más dinámico y tiene otro ritmo al de antes. Nadie puede permitirse no correr. Hago cosas por mi cuenta para estar siempre al nivel de las chicas más jóvenes.

-También sos un ejemplo de perseverancia: llegaste al equipo en el 2001 y recién en el 2010 lograste un lugar fijo. ¿Cuántas veces pensaste en bajarte?
-Fue un proceso de muchos años. Mil veces dije que no era lo mío, que me quedaba en Mendoza, me dedicaba al estudio y dejaba de lado el hockey. Pero después siempre pensaba en las cosas buenas. Me encanta estar en una cancha, por eso nunca bajé los brazos y busqué una nueva oportunidad, con el apoyo fundamental de mi familia. Se hizo duro porque con cada lista se iba apagando la llamita.

-Hasta el llamado de Retegui en el 2009…
-Cuando pensaba que estaba retirada vino la convocatoria del Chapa. Ya tenía 30, así que me agarró muy madura y lo tomé con toda la tranquilidad, queriendo disfrutar. No iba a perder nada si quedaba afuera. Creo que son cosas que tenemos que vivir para ganar experiencia. De grande te das cuenta de las falencias del pasado. También depende del gusto de cada entrenador. Uno tiene que aceptar sus decisiones…

-Vigil te dirige en River. ¿Cómo fue el reencuentro después de que te haya dejado afuera de tantas listas?
-Todo bien con Cachito. En su momento lo entendí, porque tenía su equipo formado y había otras excelentes jugadoras. Me dijo que durante su ciclo en Las Leonas no había podido descubrir la jugadora que era. Yo después puse mi granito de arena hasta llegar a lo que soy ahora.

-¿Cuándo empezaste a sentirte importante? ¿En el Mundial 2010?
-No me siento importante. Cuando me dijeron que iba a ser el doble 5 me puse un objetivo en la cabeza para cada vez que Lu perdiera la pelota: estar atrás, recuperarla rápido y pasarla bien. No me importaba nada más. Eso me fue afianzando. No soy de las que más se destaca en habilidad pero no paro de correr.

-Mascherano pero con pollerita.
-Todo el mundo me compara con Masche. Mi función es básicamente la misma que hace él: recuperar la pelota y pasarla a mis compañeras. Me preocupo por evitar que quedemos mal paradas, cerrar los espacios y armar el equipo atrás. Tengo que servir en esas cosas.

– ¿Y cuándo te sentiste reconocida por la gente?
-Tenemos un grupo que sigue hasta a las que recién entran al equipo. Yo no entiendo mucho el fanatismo, pero veo la devoción de las nenas y les agradezco tanto cariño. Te halaga que se quieran sacar una foto, te pidan una firma y canten tu nombre. En las clínicas que hacemos con Arg-Team (consultora que se dedica al desarrollo del deporte, eventos y campus) les transmito que somos personas como todos. Ningunas diosas.

-El Champions Trophy en tu provincia fue el comienzo oficial del ciclo de Capurro. ¿Cómo ves al equipo pensando en Río 2016?
-Ya empezamos a recorrer el camino desde el 21 de enero. Estamos en un año que es la piedra fundamental. Tenemos como objetivo la semi de la Liga Mundial en Valencia para conseguir la clasificación olímpica, así que venimos trabajando en los sistemas de juego y también estamos transitando un proceso muy físico, que te ayuda para llegar al torneo de la mejor manera. Ahora nos toca una gira a Nueva Zelanda para seguir la preparación.

-Además de capitana de Las Leonas sos Licenciada en Sistemas de Información. Y supongo  que te interesa formar una familia. ¿Te planteaste un límite con el hockey?  
-No. Hace bastante que sólo me planteo disfrutar cada día. Muchas veces dije que iba a ser mi último torneo… En el futuro quiero formar mi familia, estoy de novia hace nueve años y me banca en todas. También me encantaría combinar mi carrera con el hockey, para devolver lo que me dio, pero por ahora vivo el día a día y no pienso en otra cosa.

Fuente: Olé

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